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Breve historia económica


Columna de opinión escrita por Gustavo Moreno Montalvo para el periódico El País Cali. Ver artículo original.

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Durante la Colonia el Suroccidente tuvo importancia relativa por la extracción del oro, en buena parte en aluvión, muy intensiva en mano de obra. Durante las guerras de Independencia tuvo vínculos simultáneos con Santa Fe y con Quito, poblaciones con vocaciones diferentes. El valle medio del río Cauca era lugar de tránsito entre Popayán, donde se asentaron las familias que controlaban la economía y, por ende, la trata de esclavos, y las operaciones mineras en Chocó. Las Ciudades Confederadas del Valle tomaron partido por Bogotá en las guerras de Independencia, en contraste con la ambigüedad de Popayán. La minería se organizó en el país a mediados del Siglo XIX, con foco en Antioquia, y el Suroccidente perdió papel en forma paulatina. Desde mediados del Siglo XIX se cultivó en el Valle Medio la caña de azúcar. El Valle del Cauca se convirtió en departamento en 1910. Palmira y Buga tenían entonces población similar a la de Cali, pero esta última tenía el beneficio de ser vínculo con Buenaventura en la línea férrea. La colonización antioqueña trajo al Valle el cultivo del café a las zonas cordilleranas de clima propicio, en predios de tamaño modesto. Las condiciones del valle geográfico para la agricultura mejoraron, al igual que la situación sanitaria de las comunidades, con la ejecución de tareas de regulación de aguas por la CVC, entidad promotora de desarrollo sostenible establecida a mediados del Siglo XX cuyo ámbito cobijaba Cauca, Valle y el viejo Caldas, bajo el modelo de la Tennessee Valley Authority, en el sureste de EE.UU. La política de protección a la producción nacional favoreció el asentamiento en Cali de plantas de marcas internacionales en subsectores de consumo masivo desde la posguerra hasta la apertura de la economía. El crecimiento de la ciudad, que tenía solo cien mil habitantes antes de la Segunda Guerra, llegó casi al triple a mediados del siglo, al millón a mediados de los 70 y hoy es del orden de los tres millones incluidos Yumbo y Jamundí, causó enorme presión sobre la infraestructura urbana. El problema se abordó en los 60 mediante la gestión independiente de las Empresas Municipales, entidad encargada de prestar servicios de acueducto, energía y telefonía, con éxito. Sin embargo, el crecimiento fue desordenado, a tal punto que su centro ampliado, entre el río y la carrera 15, entre las calles quinta y 34, ha perdido población de manera sostenida durante el último medio siglo. La comarca volvió a perder importancia relativa con la desindustrialización de la economía nacional, fruto del pésimo diseño institucional plasmado en la Constitución de 1991; se empobrecieron el contacto con el mundo exterior y la cultura comercial de la comarca con la salida del capital internacional. Entre tanto, la industria azucarera, puntal de la economía regional, que creció con base en expectativas por los acuerdos de la Comunidad Andina hasta doscientas mil hectáreas en los 90, está amenazada por la pérdida de atractivo de la sacarosa como alimento. Las tareas que enfrenta la comarca hoy requieren liderazgo, intelecto y trabajo articulado entre lo público y lo privado.


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