Columna Molino de papel, publicada en el periódico El País.
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Esperanza es la palabra que mejor define la labor que realiza el Tecnocentro Somos Pacífico en Potrerogrande, una de las zonas más vulnerables del Distrito de Aguablanca y de Cali. En esa gran edificación que se levantó hace cuatro años gracias a alianzas entre los sectores público y privado, con colaboración de la comunidad, se puede soñar con cambiarle el rumbo a la vida y forjar un futuro diferente. Allí es posible enterrar la desesperanza y tener la certeza de que a la pobreza se le puede hacer el quite mientras se echa afuera a la violencia. Tres mil niños, jóvenes y adultos lo saben. Son los que en estos años han pasado por el Tecnocentro para dedicarle su tiempo libre a la música o a la danza o a la pintura; son los que han aprendido que con una buena guía y dedicación pueden ser científicos o aprender sobre tecnología. La esperanza es que después de ellos lleguen otros miles más y así, a través del conocimiento, de la cultura, de la formación en valores, se les vaya ganando la carrera a tantos males que hoy afectan a la ciudad. Esa es la forma de tener una sociedad mejor, que progrese con el tiempo y brinde oportunidades. Para que Somos Pacífico lo consiga, necesita del apoyo de todos. Garantizar la formación de cada niño o joven apenas vale $20.000 semestrales, por eso la invitación es a hacer parte de su Club de Amigos, en el que todos pueden hacer aportes desde $10.000 o brindar sus conocimientos. La información la encontrarán en www.somospacifico.org