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Las caras del jarillón


Columna editorial del periódico El País del 26 de enero, en la que aborda el tema del Jarillón del Río Cauca. Para ver el artículo presione aquí.

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La súbita creciente del río Cauca recordó a Cali la amenaza que significa para la ciudad y la urgencia de terminar el plan de recuperación del jarillón. Por su parte, la Contraloría General de la Nación adivirtió mediante un informe reciente sobre la necesidad de acelerar los trabajos y de dar explicaciones sobre lo que hasta ahora se ha contratado y ejecutado.


Son las dos caras de una situación en la cual ya no pueden existir más discusiones. Las inundaciones de la zona de Juanchito son efecto ante todo del deterioro que han sufrido las cuencas del Cauca y de sus afluentes, en especial el río Palo. Son zonas descuidadas, expuestas a avalanchas y generadoras de inundaciones, a las cuales hay que tener respuestas para evitar que una creciente cause el daño y la tragedia que temen los caleños y dieron origen al programa que adelanta el Municipio financiado en gran parte con recursos nacionales.


Además, la inundación de las 1089 viviendas ubicadas en Puerto Mallarino, en el lado de Cali, y en Juanchito, al lado de Candelaria, mostraron el inmenso riesgo que ha creado la tolerancia con las invasiones de espacios calificados como de alto riesgo. Esos asentamientos, verdaderos barrios con infraestructura de servicios y aceptados, o por lo menos tolerados por los gobiernos, están propensos a tragedias donde se amenaza la vida y la tranquilidad de miles de personas expuestas a los riesgos que pueden aparecer de un momento a otro.


Esos mismos peligros son los que pueden aparecer si se permite continuar con las invasiones de un jarillón debilitado por el abandono y por la tolerancia con asentamientos que amenazan su estructura.Por eso, las obras no pueden detenerse, el desalojo no puede tener marcha atrás, y quienes viven en ellos están llamados a atender los esfuerzos para reubicarlos, garantizándoles por supuesto condiciones dignas.


El otro aspecto de ese proyecto es el informe de la Contraloría sobre el avance de las obras y las inquietudes que este arroja sobre su ejecución. Según el informe de esa entidad, realizado a octubre de 2016, “Las cifras y porcentajes que muestra el Fondo Adaptación pueden interpretarse como caóticas y requieren en detalle una explicación amplia por parte de los entes ejecutores y contratistas encargados de sus avances, de acuerdo con las metas programadas”.


Cabe anotar que el documento es una advertencia en cumplimiento de la función de control que tiene la Contraloría, y quienes han participado en la ejecución del proyecto tienen la oportunidad de contestar y aclarar cada uno de sus cuestionamientos. Pero también resalta la urgencia de reubicar las 7852 familias establecidas allí en forma “ilegal”, para evitar un desastre.


El llamado de la Contraloría es pues a explicar los desarrollos que ha tenido el proyecto, así como los contratos y el uso que se le ha dado al Fondo de Adaptación. Pero, ante todo, la ciudad necesita la colaboración de todos sus habitantes para realizar las obras que impidan la tragedia que puede significar la debilidad del jarillón del río Cauca.

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