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De paseo por Florida


En la marco de la iniciativa El Valle está en vos, que lidera la Gobernación del Valle del Cauca, compartimos este artículo que resalta la belleza y las principales características del municipio de Florida.


El texto original y fotos en alta definición se encuentra en: www.elvalleestaenvos.com


El pueblo que ha vuelto a ser un pueblo


Caigo en cuenta ahora: todas las veces que viajé a Florida fue siempre para contar malas noticias. En los últimos quince años ocurrió más o menos igual: el conflicto y sus deformaciones. Los estruendos en las montañas. El miedo. La gente que ya no volvió. Entonces durante todo ese tiempo, caigo en cuenta ahora, sentado en una banca del parque a las nueve y media de la mañana, hubo aquí mismo un pueblo que nunca vi.


Para no ir lejos, el parque es muy fresco. Y no solo en los últimos días, cuando la calentura solo proviene de los ataques del sol, sino desde hace mucho, cuando unos cuarenta árboles mal contados comenzaron a estirarse entre las bancas y los jardines de hierba. Además de la sombra que riegan hasta la calle, de sus ramas de vez en cuando también se desprende música, que suena cuando de los tallos más altos se descuelgan pajaritos que cantan mientras van haciendo nido o alimentando a sus pichones. Algunos parecen mirlas. Es sábado 6 de agosto del 2016.


Bajo esa sombra, Nolberto González Palacios cumplió 43 años trabajando. Lustrando zapatos. “Las cosas se han calmado mucho, se ha acabado tanta inseguridad”, contó ese día mientras le daba brillo a los mocasines de don Rómulo Rosero, un señor pensionado de 86 años y zapatos cafés que vive en el corregimiento de San Antonio de los Caballeros; ahí no más a veinte minutos.


Cuando le alcanza el tiempo y el bolsillo, si don Rómulo pasa por Florida, ese es un gusto que no perdona. La embolada viene con conversada y con la conversada va llegando gente, uno o dos parroquianos, generalmente con la misma prisa: los zapatos empolvados o un comentario que llevan cargando desde hace cuadras. O días. Entonces se sientan a esperar turno. Y ahí charlandito los clientes de Nolberto van arreglando el país.


Como suele suceder, por la plaza desfilan las chapas históricas del pueblo, que son la memoria del repentismo de sus habitantes. Sin tener que buscarlo, a esa hora por ahí pasa ‘Bombonero’, como todo el mundo conoce a Albert Lozada, independientemente de que sea un señor de 63 años. Pero es que se lo tenía bien ganado: porque fue a punta de dulces que sus papás, doña Eulalia González y don Mesías Lozada, lo levantaron a él y su hermanos, que eran siete. Así que fueron muchos dulces: “Sacaban bombones de coco, turrones, gauchos, saca-muelas…”, recuerda Albert. Habrá también apodos crueles en Florida, claro. Pero el de ese tipo, ‘Bombonero’, seguro es uno de los más dulces de todo el Valle del Cauca.

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