Argelia Valle

En la marco de la iniciativa El Valle está en vos, que lidera la Gobernación del Valle del Cauca, compartimos la crónica que resalta la belleza y las principales características del municipio de Argelia.

El texto original y fotos en alta definición se encuentra en: www.elvalleestaenvos.com

Para subir a contemplar

Para conocer bien-bien a Argelia hay que hablar con Juan Pablo Hoyos Aponte, un muchacho de 32 años que creció siendo agricultor en las montañas de ese pueblo al noroccidente del Valle del Cauca y que con los años también estudió para ser administrador ambiental. Alto, de poncho al cuello y los cachetes rojos de lo amonado que es, Juan Pablo por lo tanto sabe que en ese municipio encaramado en la cordillera occidental, entre El Cairo y Versalles, nada queda más arriba que Paloalto, un lugar exactamente así como lo describe el nombre: la cima de una elevación donde un árbol reventó.

Queda tan arriba que cuando uno llega allá, los problemas llegan con fatiga. O se olvidan, más bien, que es lo que debe pasar al tener de frente la vista que el muchacho pinta posible desde el mirador. Tan alto, que él dice que viniendo desde Pereira, por la vía El Manzano, el árbol alcanza a verse. Y que pasa igual desde Dosquebradas, cuando usted voltea ya para Santa Rosa. Se ve desde La Virginia, es decir desde Risaralda; desde Ansermanuevo y desde Cartago. “Uno se para en Cartago y mira, y sabe que detrás de ese arbolito, allá arriba, está Argelia…” Para llegar a Paloalto hay que subir 2.100 metros sobre el nivel del mar. ¿Cuánto es eso? Desde Argelia, póngale una hora larga.

Pueblo cafetero de toda la vida. Y luchador. Haciéndole frente a las crisis del grano que hubo en otras épocas, y que regularmente regresan como fantasmas familiares, a modo de espanta-pájaros tienen cultivos de banano, plátano, aguacate y cacao. Es bonito verlos justo por lo que hablan de esas tierras y de quiénes las habitan. Historias de persistencia. Por todas partes. Pero todavía más bonito, dice Juan Pablo, es ir a la vereda La Aurora, que antes se llamaba Serranía de Las Pavas: ¡las pavas han vuelto! Él lo sabe porque allá ha dictado “talleres de sensibilización ambiental con énfasis en avifauna”, y en compañía de sus alumnos las vio. Vienen regresando por todo el cañón del río Vueltas, que con sus aguas verdosas desemboca en Monteloro. ¿A cuánto está eso? Póngale otra hora pero más larga.

Aunque el casco urbano de Argelia se recorre en una caminata de media hora y toda su población no supera los 6.500 habitantes, la zona rural está a lo ancho y alto de montañas que terminan donde empieza El Cairo, que es el fin del departamento por esa orilla de la Tierra. Por lo cual Argelia tiene montañas que efectivamente acaban muy lejos. Argelia está muy lejos. Al menos de Cali, a 220 kilómetros de camino con un final de curvas que pueden girar por cerca de dos horas. Que se llame Argelia entonces es una alusión sin escalas al otro mundo donde quedó trepado el municipio, distante del Valle más caliente en todos los sentidos de la interpretación.

Otra vuelta. Otro de esos pueblos para los que la lejanía geográfica terminó siendo una fortuna que los blindó de pestes como la del narcotráfico, que allá no alcanzó a echar raíz, asegura el secretario de Gobierno, José Giraldo, de paso contando que ya llevan nueve meses sin muertes violentas. Hablando de fortunas, el Secretario cree que uno de los únicos parques donde un cristiano puede acostarse a dormir la borrachera y despertar con los bolsillos intactos, es el que tiene Argelia. Antes se llamó Medellincito en alusión a los colonizadores, así que allá todo el mundo habla apaisadito.

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